26 agosto 2007

Teresa de Calcuta

No sé por qué, pero los domingos es el dia de leer tranquilamente el periódico. Fiel a este ritual, hoy he estado un buen rato leyendo el Norte de Castilla, y aunque parezca mentira la noticia que más me ha llamado la atención es pequeña, en la sección de sociedad, sobre los últimos años de vida de Teresa de Calcuta.

Creo que casi todo el mundo tiene, en algún momento, una crisis de tipo religioso, que sirve para afianzarse más en la religión, para dudar de ella, o para que te atrape algún tipo de culto o secta extraño. La religión es algo intrínseco a la humanidad. Nació para explicar todas aquellas cosas que el naciente intelecto del ser que antes solo era un primate no conseguía explicar o contenían una naturaleza sagrada para él, y lleva acompañando a la humanidad desde antes de que se pudiera llamar así.

La madre Teresa de Calcuta también tuvo una crisis de este tipo. Lo sorprendente es que le duró los últimos 50 años de su vida y le hizo hasta dudar de la misma existencia de Dios. Que una persona con el carisma de Teresa de Calcuta, que ha sido beatificada hace pocos años, afirmara en algunas cartas que "no lograba sentir la presencia de Dios", es algo que me hace pensar.

Quizás la devoción religiosa de la madre Teresa ha sido ampliada para mejorar su imagen, o quizás no. Dedicó su vida a ayudar a los demás y en algunos momentos de su vida llegó a poner en duda sus creencias religiosas. La verdad es que una crisis religiosa de 50 años de duración, es una buena crisis....

¿Por que los demás nos vamos a tener nuestras propias crisis religiosas, aunque en algunos casos no duren más que lo que tarda en aclararse el fondo de la copa?

2 comentarios:

RK2 dijo...

La verdad es que por creer ya no me creo nada. Ni lo que ponen los periodicos, ni lo que oigo en las noticias, ni lo que cuenta la gente e incluso lo que vemos en la televisión o en la revistas está retocado y modificado.

Hace mucho tiempo que la palabra "fe" ya no me dice nada.
Puede que haya que ser optimista, pero la realidad es siempre más cruda y "engañarnos" a nosotros mismos es perder lo único que nos queda; la fe en uno mismo.

el Meyer dijo...

Siempre es bueno mostrarse esceptico y dudar de lo que se lee, ve u oye, aunque supongo que hasta cierto límite.

Yo no creo que haya que ser optimista o pesimista, sino que hay que pensar. Hay que entender las cosas, o seguir el hilo de pensamiento que nos inspiran.

Sin duda los optimistas sean más felices. Personalmente creo que los felices son los que no se paran a pensar, por que no ven las sombras que acechan en el borde del camino iluminado.